25/07/2007

A modo de ensayo

La conveniencia, la emulación, la analogía y la simpatía son formas de semejanza que, para mis propios conceptos, sólo se pueden aplicar mediante la signatura. Pero está claro que la signatura es algo irreal porque el significado va a ser diferente para cada significante. Son varios los días que he pasado analizando un concepto capaz de poner a prueba los cuatro tipos de semejanzas y al hablar de los días he querido analizar esto mismo: el tiempo. Porque está claro que el tiempo ha sido supervalorado y hoy mismo es difícil llegar a un acuerdo sobre la influencia del tiempo en la historia. Unos dicen que no podríamos estar con los avances tecnológicos, científicos o microbiológicos sin que el tiempo haya pasado; yo digo que no, el tiempo no es un factor influyente.
Los seres humanos hemos decidido nombrarnos como los pensantes, como el máximo estandarte de la evolución universal, y así mismo nos hemos atribuido descubrimientos, tierras y lo que es peor aún: conceptos. El hombre cree fehacientemente en el concepto del tiempo, así como en el de un dios, esos son axiomas irrefutables que si se llegaran a desmitificar podrían desequilibrar la balanza del pensamiento radical. Tal vez nos han hecho creer que el tiempo es conveniente a la vida, que ambos se limitan y donde empieza uno termina el otro, entonces el tiempo sería la muerte porque siempre nos acerca a ella – o a la no vida, de la cual no hablaré en este documento, pero que es igual de importante –. Otros han dicho que el tiempo lo aceptamos por simpatía, porque en todo necesitamos de tiempo o el tiempo mismo es el que se ve reflejado en nosotros.

Cabe aceptar que el tiempo es una verdad, yo no estoy cuestionando esto, lo que sí cuestiono es su influencia en la historia de la humanidad y ahí tengo todo mi derecho a expresarlo. [[No estoy diciendo que se deban acabar con los calendarios, ni los relojes. Mucho menos que el hombre ha estado equivocado respecto al tiempo en toda la historia. Cada uno con su trabajo, usted a leer y yo a escribir.]] Tal vez el tiempo sí esté relacionado con la vida de los seres humanos, pero sólo en el envejecimiento, porque en la historia no tiene nada que ver. Me explicaré para no darle más vueltas a esta conversación que tenemos y que he querido evitar por simple formalismo y por asirme a la regla ensayística número cincuenta y seis raya dos. Todo es culpa de la distancia que nos separa desde el momento en el que escribo estas palabras hasta el momento en el que usted las lee y piensa que esto es relleno o simple capricho del autor, pero no es así: es la imposibilidad de hablarle a una pared sabiendo que lo puedo hacer con usted.


El tiempo es algo complejo que no lo podría describir con teorías sin ejemplificar. La historia es la mezcla entre el tiempo y los hechos; pero yo sostengo que para la historia es irrelevante el tiempo, sólo se puede afectar mediante hechos. Es decir, ¿de verdad fue relevante para la historia que Jesús fuera al monte del olivo tres horas o veinte días? No, lo importante fue el hecho. ¿Cuánto tardó Hitler en maquinar el plan de guerra? ¿Cuánto tardó Napoleón? ¿Acaso lo importante no fue lo que marcó el destino, o sea los hechos?
Ahí está la primera signatura que nos da el tiempo para analizarlo: el tiempo es predecible, por lo tanto es cíclico. Sería muy extraño tener que vivir en desorden, aunque sería excitante. Sería abrir las hojas de nuestra vida e irlas pasando sin orden aparente [[Sí, estoy teniendo en cuenta que el libro de nuestra vida no lo escribió Cortazar, entonces no nos encontraríamos con otra historia]] y de repente equivocarnos y saltarnos el capítulo hasta la otra vida donde reencarnamos, debido al Karma, en el sexto demonio y todo por no haber hecho las cosas bien. [[Quería exagerar un poco, no soy cristiano y si lo fuera sería muy cómico leer un cristiano que cree en la reencarnación budista]]. La primera signatura la leo, por analogía o por simple simpatía, como la virtud que tienen las horas de ser cíclicas. Esto nos lleva a que el tiempo sí nos afecta como especie pero no históricamente, sino en el diario vivir, nos afecta porque vamos al trabajo a la misma hora, comemos en una hora determinada y así todo está fijado a ser una rutina, un ciclo. Por esto digo que el tiempo es cíclico y por esto también afirmo que si la historia es la yuxtaposición del tiempo y los hechos entonces también la historia se repetirá. La historia se repetirá pero nosotros no seremos los mismos, así como los días se repiten pero nosotros no los vemos igual.

Un lunes no sabe que es lunes a menos que nosotros lo nombremos, si alguien que no tiene capacidad mental, pongamos un político… No, bueno, pongamos una mambacha – aunque no le digamos que los comparamos porque se me ofende la pobre mambacha –, ella se despierta, si es que durmiera, a las siete de la mañana, hace lo que ha de hacer en el día y duerme como todas las noches, si es que durmiera. Al otro día se levanta y no sabe qué día es, para ella es como si se repitiera. [[Estoy hablando del imaginario para que usted me entienda pero si me sigue mirando así no voy a poder continuar porque me tocaría hablar en palabras estrictas, entonces citar a Sagan o a Toboso Martín o a cualquier otro para darle validez a lo que acabo de escribir y esto dejaría de ser una amena conversación]].
Es decir que nosotros le damos valor a cada hora, a cada ciclo que da la tierra por su mayor o menor cercanía del sol. Somos nosotros los causantes del tiempo, pero esto ya lo había dicho, lo que no había dicho es que todos los días son los mismos, son eternos pero plurisignificantes. Siempre es un día eterno que se deja ver cuando analizamos bien que las signaturas que este nos deja son las mismas que las de la vejez: todo es una ilusión mental.

Si pudiéramos devolver el tiempo hacia algún punto en especial y cambiar los hechos nuestros, seguro que al volver a la hora actual moriríamos porque no existiría, hablo de la teoría de la bifurcación del tiempo. Tal vez se pueda sacar una tangente por donde viva la realidad en la cual estamos parados hablando del tiempo mientras en la otra realidad no existiría este documento pero sí la explicación del porqué un café es tan necesario mientras se lee un montón de textos sin autores inteligentes o inteligibles esperando encontrar siquiera una idea que pueda justificar esa sentada de tres horas revisando documentos. Eso no lo sabremos, tal vez yo no habría comenzado esta discusión con nadie porque no me habría molestado levantarme tarde para clase y darme cuenta de que el tiempo sí nos afecta después de haber pensado en la noche que no era así. Pero no, estamos parados en este punto de la realidad y tengo que terminar de explicar porque el tiempo no es semejante a la humanidad, ni a la historia, sin salirme de las palabras precisas con las que comencé este texto.

Carl Sagan dijo “El universo no fue hecho a medida del hombre; tampoco le es hostil: es indiferente”. Y cito a Sagan para referirme al que considero una de las faltas más graves que tiene el hombre, también al decir esto me refiero a la semejanza más atractiva que encontré: la emulación. La realidad es un todo y nosotros hacemos parte de ella con todo lo que nos afecta, pero está tan errada la visión del hombre o es tan curiosa su naturaleza que cuando acepta una verdad más trascendental que la de su propia existencia la tiene que limitar a su espacio y fuera de eso le da un giro de trescientos sesenta grados.

El hombre sí, por fin aceptó que el universo es infinito – que tanto así como infinito no creo que sea, pero allá los astrofísicos descifrando las verdades espacio-vocacionales –, pero inmediatamente lo rebajo a su propia ignorancia. Primero empezó diciendo que el sol era dios, luego el dios se transformó en algo más cercano, las piedras o el agua y terminamos mandándolo para no muy lejos: para la capa de ozono. Es que ya me imagino yo a los pobres astronautas pidiéndole permiso al dios de los cristianos para poder ir a sus viajes espaciales o peor aún, ejemplificando esa degradación de la verdad, estancados en la aduana divina con problemas con los pasaportes porque son del tercer mundo. Yo le podría decir en este momento que la tierra es ilusoria basándome en la semejanza de emulación contra el cielo, siendo un sofista también, y de seguro que ambos lo llegaríamos a creer en algún punto de este relato que no se deja acabar porque nunca me ha gustado acabar las conversaciones concluyendo los temas, es mejor irse por las ramas atacando el tronco como lo he hecho hasta ahora, pero nada de Green Peace – que esos de defensores tampoco sirven para nada –.
Mejor vamos a recapitular para no hacer más largo este escrito. Tenemos que el tiempo es cíclico y, por ende, nuestra historia también. Analizamos que el hombre en todo su esplendor no se ha reconocido como una especie más de este mundo y tampoco ha querido entender que analizando los signos se pueden sacar conclusiones y dejar de creer, de una vez por todas, en verdades reveladas o dogmas religiosos. Tenemos por otro lado que los hechos son la verdadera columna de la historia y que no es necesario del tiempo para asimilar los hechos que esta nos deja. También estudiamos la posibilidad de volver en el tiempo, que es ilusorio, y hacernos una verdad diferente para el hoy que también es ilusorio. Hablamos sobre el día eterno y lo etéreo del pensamiento humano. Y lo más importante, hablamos de que me desperté tarde por estar pensando en la teoría del tiempo plano y de que posiblemente ya habrá terminado su café o yogurt o lo que sea que haya estado tomando. Eso sí es importante, de resto este escrito no dice nada nuevo, dice lo mismo que, tal vez, han dicho muchos a lo largo de la historia y que yo sólo me imagino, haciéndome la idea de que es algo novedoso y que seguro al leerlo pueda ser interesante.