28/05/2008

Cinco meses en silencio - Recuento

Después de estar cinco meses en la total oscuridad de mi casa, saliendo no más para tomar aire en las noches, me he sentido bien. Cinco meses en silencio me hicieron ver la realidad de muchas cosas, por ejemplo cuando estás en casa -y trabajás en casa- te empezás a dar cuenta de las costumbres tan extrañas de la gente, por ejemplo tengo una vecinita que cada tanto tiempo baja y le da de comer a su abuela, ya que la pobre está muy vieja y no puede hacer nada por ella misma; notable acto de generosidad y altruismo. Sin embargo la misma vecinita sale a la calle y me mira por encima del hombro, yo que sólo me dedico a observar el mundo desde mi ventana cada que puedo, que me dejan las cuentas y las ganas de escribir.

Fueron cinco meses en silencio, que bien pudieron ser ocho o diez, interrumpidos hoy, porque desde hace unos días me comenzó un tic que se basa en un pequeño temblor de la mano derecha. Como desconfío tanto de la medicina me convencí que los dolores se van solos y que los tics, o costumbres del cuerpo, también, así pues que me di a la fuga en el piano y comencé a tocar cualquier cosa, pero el tic seguía ahí, obligándome a hacer más ornamentos de los que me gusta hacer, los cuales ya son exagerados, tanto fue mi horror que decidí parar y sentarme a escribir, porque que este tic me haga derramar las lentejas al hacerme temblar frenéticamente la cuchara es una cosa, pero que me haga hacer trinos donde no los hay, es otra totalmente diferente y esa, queridos amigos, es la razón por la que me senté a obligarle al tic a que se retire, pues yo quiero ser músico y no anoréxico.

Creo que este tic viene de una serie de abandonos, por ejemplo el abandono al cepillo de dientes manual, ahora desde que salió el nuevo súper cepillo mágico que se mueve solo triple plus ultra, sólo me cepillo con él. También está el hecho de que en el bus no me tengo que pasar parado todo el camino, en primer lugar porque la gente ha mejorado su grado de consciencia cediéndole los fuertes el puesto a los débiles y, segundo y más importante, es porque no volví a montar en bus; ahí tenemos otro movimiento acumulado. Tampoco volví a abrir ninguna lata, ni de cerveza, ni de coca cola, excepto algún atún cada mes. Estos cinco meses de encierro y de silencio me han generado también una paz interior tremenda, claro que se me ha quitado con el tic nervioso y hoy no escribo estas líneas con júbilo sino con una ira tremenda -nótese la ira tremenda al revelarme seguir tocando el piano con una cantidad excesiva de trinos y ornamentos al mejor estilo barroco-.

Cinco meses de silencio y debo volver a habituarme a organizar palabra tras palabra en un torpe intento de decir las verdades a medias para que el que me entienda no tenga cómo refutarme mis medias teorías... también pensando en que mi media naranja entiende tan sólo mitades de lo que digo, así que, por ser media naranja, entenderá todo perfectamente y no tendremos que entrar en debates sobre la exactitud de mis palabras y de sus entendimientos, de todas maneras es mi media naranja y comer naranja diariamente reduce el cáncer... Me acaba de preocupar el hecho de que este tic sea un comienzo de un cáncer de quietud, atacando este estado físico con todas sus fuerzas desde la mano; deberé comer naranja lo más que pueda para evitarlo.

Con mucha preocupación, fruto de un posible cáncer de quietud, me despido intentando escribir algo mejor y ya sin tics; aunque un Tic Tac podría mejorar la situación al ser de naranja.

Daniel.

9/01/2008

Historia pequeña

Él le dice que si está bien un pan con queso crema o que si prefiere tostadas, pero que no se las recomienda porque ya están un poco viejas, ella le dice que en realidad no quiere incomodarlo, que con un vaso de agua bastará, entonces él la toma de la mano y la mira pero no le dice nada y le va a preparar el amor, que tan desesperadamente le está pidiendo.

Estrategias de mujer #1

Estrategia de una mujer para ser recogida en su casa

- ¿Sigues ahí?
- Sí
- ¿Quieres ver películas entonces?
- Una de muñequitos ¿Sí? Di que sí, ¿sí?
- Vale, ¿te gustaría en mi casa?
- Bueno
- ¿A qué hora estás aquí?
- No sé, dime tú
- Como a ti te parezca estará bien
- Pero dime
- No tengo problema, cuando quieras bajar estará bien
- ¿Es que no te importa si voy o qué?
- Claro que sí me importa amor, no te pongas así
- ¿Que no me ponga cómo?
- De ninguna manera, no te preocupes, ¿entonces te espero aquí?
- Ya no quiero ver películas
- Pero si habías… está bien ¿qué quieres hacer?
- Nada
- Por favor, dime que sí, veamos una película
- No quiero… ¿cuál?
- Una de muñequitos
- ¿La que yo quiera?
- Sí, ¿vienes a mi casa?
- …
- ¿Sigues ahí?
- Que sí ¿no me oíste antes?
- No me dijiste nada
- Te dije que sí, que estrés contigo
- No te pongas así
- Es que ya no me soportas ni un poquito, ni siquiera me amas
- Pero como dices eso, si yo te amo muchísimo
- Si me amas tanto como dices deberías acompañarme de mi casa a tu casa


Daniel.