1/08/2009

De 22, de 50

Hoy me siento de 22 años por primera vez en mucho tiempo y tengo miedo y tengo energías y tengo dudas de hacia dónde voy. Hoy me siento de 22 años y lo triste de ser tan joven es que cuando encuentras una mujer y la amas de verdad, no le puedes expresar lo que realmente sientes, porque uno no comienza a escribir poesía cuando se enamora, así como tampoco comienza a ser sincero en las despedidas; uno es un proceso que gira, que va y regresa sin dirección aparente. Hoy me siento de 22 años y siento que no puedo escribir que la necesito de la manera en que realmente la necesito para que ella me llame y me diga que va a seguir desordenando mi vida en esa forma excepcional.

Las palabras de amor, las que se conocen, las he repetido una y otra vez encontrándolas maravillosas, tan precisas; pero hoy me saben rancias, no por haberse fermentado en la espera, sino por haber sido dichas por mí en otras ocasiones. Hoy me siento de 22 años y quiero que todo sea nuevo, que cuando te estreche la mano o te diga que te preparé el desayuno, suene a promesa; pero no sé cómo hacerlo, porque estoy joven y tengo dudas acerca de lo que podamos sentir.

Todo hace parte del mismo juego, y tú y yo estamos en él, y sólo hace falta una mirada para voltearme el mundo y rejuvenecernos y tirarnos en el sofá y hacer el amor en la hierba y reírnos hasta llorar y dejarnos. Tengo 22 años y tengo el mundo por delante, aunque piense por unos segundos que lo tengo por detrás, que todo lo he vivido, que nada nuevo va a cambiarme y ahora es que me siento de 50 años, recordando y echándote de menos, extrañando mis hijos, mis amigos, la nostalgia de lo que aún no conozco, mientras termino de escribir esto para ir a abrazarlos a todos. Lo bueno de sentirse viejo es que de repente todo es demasiado nuevo y no da miedo decirte te amo o escondámonos o juguemos a que no te conozco. Cuando te sientes viejo, siempre encuentras las palabras precisas que sirven como consejos tanto como caricias y nunca ofendes a nadie y todo estará bien en cinco minutos.

Daniel.

1 comentario:

Tatiana Brito dijo...

Un escrito muy profundo...

pero solo cuando te sientas viejo lo vas a vivir...